Mi hijo saca malas notas

Mi hijo saca malas notas. ¿Qué hago?

mi hijo saca malas notas

Llega Navidad, Semana Santa, junio y con el final del trimestre tu hijo o hija te trae un boletín con malas notas. Es entonces cuando por tu cabeza pasan todo tipo de preguntas: -“¿Qué ha ocurrido? ¿No ha estudiado lo suficiente? ¿No se esfuerza? ¿Tiene problemas en el colegio? ¿No he estado tan pendiente como debería? ¿Busco un profesor particular? ¿Es necesario castigar?».

Las malas notas nos indican que algo no va bien, pero conviene tener en cuenta que el proceso de aprendizaje es un camino compartido entre niños, padres y profesores
y, por tanto, también es compartida la responsabilidad de las calificaciones y la implicación en mejorarlas.




Tu preocupación es normal, pero has de considerar que las exigencias, los reproches o los castigos cuando tu hijo o hija trae malas notas no contribuyen a solucionar el problema, sino que lo agravan.




Además, las malas notas no siempre son sinónimo de pereza ni de falta de esfuerzo. A veces pueden esconder problemas más o menos graves, como dificultades de aprendizaje, problemas de atención y memoria, de comprensión, trastornos del lenguaje, de comportamiento, emocionales…
La forma natural de aprender es hacerlo con curiosidad y sin presiones y cuando los resultados no son los esperados, hay que ser comprensivos con los pequeños, mostrarles nuestro apoyo y acompañarlos, averiguar las causas de esas malas notas y buscar soluciones acordes involucrándolos siempre a ellos en el proceso. Solo así conseguiremos que los niños y niñas sean conscientes de su propia responsabilidad y tengan las herramientas adecuadas para revertir la situación.









Mantener la calma cuando tu hija o hijo trae malas
notas puede ser complicado. No es fácil gestionar una situación de enfado y si
no conseguimos parar ese primer impulso, perderemos el control y acabaremos
gritando.



Si generalmente con gritos no conseguimos más que
acrecentar el problema y que la otra persona se ponga en tensión y a la
defensiva, cuando lo haces con tus hijos las consecuencias son las mismas o más
importantes.



Lo más probable es que se asusten, lloren, se sientan
mal y no quieran contarte nada. Incluso acabarán gritando ellos mismos.
Recuerda que aprenden por imitación.



Los gritos suelen generar en ellos angustia,
ansiedad, estrés, enfado, rabia, impotencia y frustración y bloquear su
capacidad para reflexionar acerca de lo que te enfada. Es más, los gritos
influyen en la autoestima de los niños y pueden terminar desarrollando sentimientos
de indefensión o un concepto negativo de ellos mismos.


Cualquier
intento de comunicación, explicación o aprendizaje será inútil si se hace
gritando
. Es conveniente que respires hondo, pienses y hables
tranquilamente con tu hijo o hija. Elige las palabras, el tono y volumen de voz
adecuados y acompáñalos con gestos y miradas acordes a lo que quieres
transmitirles. 
De este modo no solo será más fácil indagar en las
causas de esas malas notas, sino que estarás enseñando a tus hijos a gestionar
sus emociones y comportamientos de la forma adecuada.






Si tu primera reacción ante las malas notas es el
enfado, quizás la segunda sea el castigo. “A partir de ahora nada de televisión, nada de ordenador, nada de móvil, nada de jugar”… Te suena,¿verdad?



La mayoría de las veces cuando tu hijo o tu hija es
consciente de haber hecho algo que os decepciona como padre o madre se sentirá
mal. Si en ese momento le pones un castigo, automáticamente dejará de sentirse
mal por su conducta para sentir rabia por el castigo.



Algo parecido ocurre si cuando trae buenas notas, le
recompensas con un premio estás dirigiendo su atención hacia el regalo en vez
de hacia la satisfacción por haber cumplido con su responsabilidad.



No obstante, sí es
importante reconocer el esfuerzo de tus hijos de forma manifiesta
. Elogiar
su trabajo, decirles que lo han hecho muy bien, que estáis muy orgullosos de
ellos, hacer una merienda especial o pasar la tarde jugando juntos son formas
no materiales de transmitirles que eres consciente del esfuerzo que han hecho y
se lo reconoces.



Recuerda que lo fundamental es conseguir que sean
responsables. En este momento de su vida su deber es estudiar y las buenas
notas son el resultado de ese esfuerzo.



En este sentido hay
un concepto más que conviene tener en cuenta: las consecuencias de no haber
cumplido con su responsabilidad como estudiante
. Si tu hijo o hija ha
obtenido malas notas necesitará estudiar más tiempo, dedicar más rato a los
deberes, ir a clases de apoyo o, incluso, buscar ayuda de un profesional y eso
se traduce en menos tiempo de ocio. Has de hacerles ver que eso no es un
castigo, sino una consecuencia de su conducta.






Es muy habitual cuando los niños traen malas notas que los padres
les digan que su hermana mayor saca mejores calificaciones o que su primo
aprobó todas. ¿Te suena eso de que las comparaciones son odiosas? Pues en los
niños la mayoría de las veces producen un efecto contrario al que pretendemos
e, incluso, podemos estar impidiendo que afirmen su identidad y tengan una
autoestima adecuada.



Otras veces los padres tienden a poner etiquetas a sus hijos en
vez de a su conducta.
  Por ejemplo, es
ser habitual decirles “eres un vago” en vez de “no te has esforzado lo
suficiente”.



Cada niño y cada niña son únicos y tienen sus propias
características y habilidades y es muy importante que aprendan a quererse,
respetarse y aceptarse como son y a valorar sus éxitos y fracasos en función de
ellos mismos y su propia evolución y no en base a los de los demás.



Las
comparaciones, sobre todo entre hermanos, y las etiquetas ponen en riesgo su
autoestima
y pueden crear inseguridad, la percepción de que los padres
tienen más preferencia por un hermano que por otro, envidias y rivalidades que,
incluso, podrían derivar hacia trastornos más severos, como comportamientos en
los que los pequeños aprenden a resolver los conflictos de manera violenta o se
convierten en adultos tristes o infelices.



Decíamos antes que no siempre es fácil gestionar una situación de
enfado, pero no olvides
  que las malas
notas son solo malas notas y que no debes hacer de ello un drama familiar.

Recuerda que es muy importante no gritar, hablar tranquilamente,
no comparar y, sobre todo, hacer saber a tu hijo o hija que, aunque haya
obtenido unas notas malas, lo queremos igual y que cuenta con nuestro apoyo
incondicional.



En un momento así los niños
necesitan cariño y saber que son capaces de aprobar y que vosotros como padres
confiáis en ellos
.



Para que la comunicación sea afectiva debes
transmitir tu mensaje de modo claro e inteligible para tu hijo o hija, sin que
en ningún momento puedan darse confusión, dudas o interpretaciones erróneas.



Además de elegir las palabras, el tono y el volumen
de voz adecuados y de que los gestos y palabras, incluso tu postura corporal y
tu expresión facial, sean acordes al mensaje es fundamental que escuches a tu
hijo o hija
.
Y eso significa hacerlo de manera activa: no
confundas diálogo con monólogo
.



Se trata de que te centres no solo en lo que dice tu hijo o hija,
sino también en lo que siente, de mostrar interés por lo que te está contando,
de tener paciencia y dejarle terminar, de permitirle ordenar ideas y dar una
respuesta razonada y de no avanzar respuestas.



Es igualmente importante dejar espacios de silencio para que tanto
tú como tu hija o hijo tengáis tiempo suficiente de entender y asimilar lo que
estáis diciendo y seguir hablando razonadamente.


Teniendo en cuenta que el proceso de aprendizaje tiene como
protagonistas a los niños, pero también a los profesores y a los padres es
importante saber qué piensa cada una de las partes acerca de por qué se han
obtenido las malas notas.



Es
fundamental que le preguntes a tu hijo o hija por qué cree que ha sacado esas
notas, hablar con los profesores y tutores y cuestionaros qué podéis hacer
vosotros como padres
. 



De este modo podréis intercambiar impresiones y conocer distintos
aspectos de vuestro hijo o hija en cuanto a comportamiento, actitud y
sentimientos que os ayudarán a determinar las pautas necesarias para ayudar a
los pequeños a mejorar su rendimiento.


Y llegados a este punto,
hay que comenzar a buscar soluciones siempre involucrando a los niños en el
proceso, pidiéndoles su opinión y, en algunos casos, llegando a acuerdos con
ellos
.



Puede que sea suficiente con realizar un plan de estudios si antes
no existía o modificar el que teníamos o buscar un profesor particular que
sirva de apoyo a nuestro hijo o hija con determinadas asignaturas que les
resulten más complicadas a priori.

Post ¿Mi hijo necesita un logopeda o una profesora particular?  



Cuando la raíz de esas malas notas es más profunda o simplemente
se complica un poco la situación,
será
necesario acudir a un profesional en busca de ayuda especializada

. Un
logopeda podrá ayudarte con problemas de lenguaje y lectura y escritura y un
psicólogo, si estamos ante dificultades de aprendizaje y trastornos emocionales
o de conducta.



Autora Vanessa Ramiro Pulido


En el próximo post, te contaremos las 7 posibles causas por las que se saca malas notas



Solicita información vía email o manda whatsapp si quieres hacernos alguna consulta de psicoeducación o logopedia


Contacto Psicóloga Infantil, Adolescentes en Leganes


Contacto Psicóloga Infantil, Adolescentes en Leganés

*La omisión de algunas tildes ha sido intencionada

Reservas:

Referencias/Cortesias: Imagen de wayhomestudio en Freepik