Ansiedad al despertar

Ansiedad al despertar

La mejor manera de superar la ansiedad al despertar es relajando la mente.

Seis de la mañana, el despertador suena.

El ruido se escapa de entre los recovecos metálicos. Sale y se eleva por el aire como si fuera humo. En su ascenso llega al oído, a mi oído izquierdo. Sigue subiendo poco a poco y va tocando, con leves roces, las neuronas para que se despierten.

Es un lunes del mes de enero. Noche cerrada. Mi mente empieza a despertar.

-«Mmmmm ehhhhh?»

Es un efecto dominó. Cada célula nerviosa avisa a la siguiente y ésta a otra y la otra a la de más allá….se corre la voz.

-«Son las 6… vamos!»

Tomo aire y estiro las piernas.

-«Joer que frío tiene que hacer fuera!»

Pereza!!!. Es la primera idea que lanza mi cerebro a mi cuerpo… hasta aquí soy una españolita más entre unos cuantos millones.

-«No quiero ir…»

ansiedad al despertar

Este pensamiento remolón sólo dura unas décimas de segundos, porque el efecto dominó neuronal ha llegado a la parte negativa a ésa que alimenta mi ansiedad al despertar.

-«¿Y si por quedarme en la cama, como ya estoy despierta, empiezo a pensar de más y me viene la ansiedad

Intento ignorar los pensamientos negativos de mi ansiedad al despertar y rebusco alguna idea que me guste… venga… concéntrate…Eva.

– «Hoy tengo reunión, es una excusa para desayunar en la cafetería de enfrente. Un cruasán a la plancha con mantequilla y…»

De nuevo surgen los nervios y de ahí salto a la ansiedad.

Ansiedad nerviosa

-«¿Reunión? ¿Y si me da un ataque de ansiedad…? ¿Y si se alarga mucho y no sé como salir de la ansiedad? ¿Y si alguien nota que tengo una crisis de angustia«.

Acabo de meter en mi saco de las emociones, el mal rollo por pensar que si me quedo en la cama tendré ansiedad, si me levanto tendré ansiedad, si voy a la reunión tendré ansiedad. Demasiada angustia sin haber puesto un pie fuera de la cama.

Lo peor de esa cadena de pensamientos obsesivos es la frustración por creer que haga lo que haga acabaré mal… lo que ya os he presentado en alguna ocasión se llama «indefensión aprendida«.

Continúo pugnando por intentar salir de la ansiedad nerviosa y busco bienestar emocional, tranquilidad o lo que demonios sea que resulte agradable.

– «Esta tarde cuando salga del trabajo voy a…»

No encuentro nada… Entonces caigo en la cuenta de que haga lo que haga esa tarde lo haré con ansiedad-«¡chutazo indefensión!» –.

Aquí es cuando el saco explota. Noto el pánico que me paraliza… no quiero salir de la cama… no puedo moverme… es una crisis de ansiedad.

Me doy la vuelta en la cama y le pregunto al que era mi apoyo emocional.

-«¿Estás despierto?».

Necesito escuchar la voz de alguien que me saque de ese pozo seco y negro de mi ansiedad al despertar.

Ansiedad y autoestima

Imaginaros como transcurre un día de alguien que vive con ansiedad donde cada acción tiene un pensamiento negativo que la precede: «¿y si… algo malo me pasa haciendo eso?. Esto como comprenderéis debilita la autoestima, mina las ganas de hacer o crear, da pereza y acaba ralentizando la vida a la espera de un momento mejor.

Ahora la reflexión:

-«¿Pensáis que he acabado con la ansiedad nerviosa huyendo de ella a la espera de un momento mejor o enfrentándome a ella, cortándola cada vez que asomaba el hocico entre mis neuronas?… está claro, ¿verdad?».

Recuerda que… la ansiedad se cura

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