Cuando tienes ansiedad y te enfadas o se enfadan contigo las emociones de la rabia se mezclan con el miedo y no ves con claridad. Fíjate en la siguiente escena…

-«¡¡No vuelvas a hacerlo!!, ¿Es que no sabes que no me gusta que lo coloques así?… ¿Cuántas veces te lo he dicho?». Gruñó Jorge desde la cocina.

Fue escucharle y Carmen empezó a notar como se le removían las bilis en el estómago: -«Ya está protestando…». – Pensó.

-«Pero…¿Tú te estás escuchando Jorge?, ¿Que dices?»

-«No será porque no te lo he dicho una y otra y otra vez, ¿Cuándo vas a entenderlo? Hay un orden para la cubertería». –

Se enfada conmigo sin motivo

Carmen no sabía que le fastidiaba más, si la exigencia de las palabras o lo absurdo de tener que poner los malditos cubiertos organizados en el lavavajillas. Se estaba poniendo de una mala leche!! -«Y encima me dice que si no entiendo… ¡¡¡éste tío es tonto!! ¿Qué es lo que tengo que entender?». – Le salió la rabia:

-«YYYYY'» – Dejó que su voz bailara en el aire, aquello era sarcasmo, ahora le tocaba a ella dar rienda suelta al enfado. Se giró en mitad de la puerta de la cocina y mirándole a los ojos, le volvió a gritar: «-Yyyy PA-PAA?».

-«NO SOY TU PADRE, A MI NO ME COMPARES!, yo no lo hago contigo. ¿No te das cuenta que es mejor como yo lo hago?».

Pero que se había creído éste tío: -«No me digas lo que tengo que hacer y menos con exigencias».

Ahora era ella la que protestaba entre dientes: – «Que te den!. Las cucharitas aquí, los tenedores allí, ¿Serás cuadriculado? 0’s y 1’s».

De pronto, algo pasó en su mente, notó un chasquido en lo más profundo. Empezó a sentir algo que ya no era rabia.

En los últimos años, desde que empezó con la ansiedad, los enfrentamientos con Jorge ya no eran igual que antes. Estaba más sensible, su nivel de energía se consumía enseguida, no aguantaba ni un sólo asalto. Tenía el sistema nervioso demasiado sensible, no era capaz de filtrar las emociones que le llegaban.

Así no podía continuar con la pelotera, estaba en desventaja. La ira se estaba transformando en miedo.

-«Déjalo ¿vale?». – le gritó desde el salón a Jorge.

No quería dejarlo, pero se sentía en la necesidad de hacerlo. ¡Cómo le hubiera gustado continuar!!! Sabía que aquella refriega encerraba más de lo que aparentaba, pero la ansiedad la alejaba de su meta…

Se enfada por todo. Es agotador!

Mientras continuaba recogiendo los restos de la cena, el miedo empezó a desbordarla, ya no existía rabia, sólo angustia. ¿Qué maldita tecla habría tocado con aquella disputa? ¿Pues no empezaba a notar miedo a estar sola?

-«Tengo que sentirme bien, ¿Qué hago? ¡Ay!, lo mejor es volver a la situación de antes, no puedo generarme angustia yo sola» .

Se fue a la cocina, donde Jorge jugaba al tetris con los cubiertos y empezó a dar excusas para que la trifulca acabara. Necesitaba su mente tranquila de ansiedad.

-«Ya estaré más fuerte, ahora no puedo tener peloteras con Jorge».

¿Y cómo te digo yo a ti…?

Si en éste preciso instante no puedes afrontar una situación, NO TE JUZGUES, habrá otra ocasión mañana en la que estarás dotada/o de mejores herramientas para hacerle frente.

Con la ayuda de tu Piedra-Fuerza, podrás desmigajar los conflictos según te lleguen: exigencias, malas formas, rabia y decidir lo que quieres hacer en cada momento sintiéndote libre y fuerte por ser tú.

¿Vosotros qué pensáis?

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