¿Qué puedo hacer si mi hijo saca malas notas? 5 consejos para solucionar este problema

5 consejos si tu hijo saca malas notas

Autora e ilustradora del post – Vanessa Ramiro Pulido

Es un hecho: tu hijo o hija ha traído malas notas, pero tú has sabido cómo reaccionar y buscar las causas del problema preguntando a todas las partes implicadas en el proceso de aprendizaje. Ahora es el turno de encontrar soluciones.

La facilidad o dificultad de revertir la situación que ha llevado a tu hijo o hija a sacar malas notas dependerá, evidentemente, de la causa que la haya provocado. No será igual de fácil solucionar un problema de visión que, por ejemplo, un retraso del lenguaje, una dislexia o un problema de índole psicológica.

Llegados a este punto la pregunta parece obvia: ¿Qué puedo hacer yo como madre o padre para ayudar a mi hijo o hija? Hay pequeños cambios que puedes implementar en casa, en tu familia y en el entorno y rutina de los niños que pueden ayudarlos a crear y fijar hábitos nuevos que les serán beneficiosos también a la hora de sentarse a hacer sus tareas y estudiar.

A nadie se le escapa que es fundamental que los niños y niñas se sientan queridos, comprendidos y apoyados en el ámbito familiar, que tengan una alimentación equilibrada, que descansen adecuadamente, si no lo hacen, su rendimiento caerá en picado, y dispongan de un tiempo de ocio rico y variado.

Por ejemplo, fomentar su curiosidad por aprender cosas nuevas, ayudarles a tener una mente crítica y a que se hagan preguntas o inculcar el gusto por la lectura desde pequeños son algunos puntos que les resultarán beneficiosas a lo largo de toda su vida y nunca es tarde para empezar a hacerlo.

Como padre o madre debes ser realista a la hora de establecer las metas en función de la capacidad de tu hijo o hija, no criticar los errores que cometa, motivarle y siempre felicitarle por sus progresos.

No hay duda de que todos estos cambios requieren un tiempo y que los resultados se verán a medio y largo plazo, pero ante las malas notas de tu hijo o hija también se hace necesario actuar de forma inmediata. Pero, ¿cómo?

A veces será suficiente con establecer una rutina de estudio adecuada a cada niño o niña o con despertar su interés y motivación y otras veces serles útiles distintos ejercicios que favorezcan la concentración, como el Mindfulness o la relajación, etc.

Cuando estas pautas no funcionen o cuando nosotros como padres o los profesores en el colegio veamos otro tipo de problemas que puedan estar dificultando los buenos resultados de los niños lo más adecuado será acudir a un psicólogo o un logopeda que puedan actuar de forma profesional y orientada a cada caso particular. Recuerda que cada niño y niña es diferente y sus necesidades también.

Consejos para solucionar que si mi hijo saca malas notas


1. Establece una rutina de estudio

¿Te acuerdas de cuando eras pequeño y llegaba el momento de hacer los deberes o de estudiar? No era para nada divertido, ¿verdad? Ahora le pasa lo mismo a tu hijo o hija, por eso es importante que tratemos de ayudarle a establecer una rutina de estudio que ayude a mejorar su concentración y, por tanto, su rendimiento.

  • Elige junto a tu hijo o hija un lugar en el que hacer los deberes sin ruidos y sin ser molestado. Conviene que sea siempre
    el mismo espacio, por ejemplo en su habitación, ya que esto evitará que los niños se distraigan porque los estímulos propios del lugar forman parte de su rutina.
  • Fijad una hora, la mismas todos los días, en la que hacer los deberes y estudiar.
  • Delimitad el tiempo de estudio en función de las tareas que tengan pendientes los niños. De este modo, ellos serán conscientes de en qué momento podrán pasar a hacer otra cosa.
  • Nada de distracciones: ni móvil, ni Tablet, ni videoconsola…
  • Hay que comenzar por las tareas que resulten más complicadas y dejar para el momento en que el niño o niña esté más cansado
    lo más fácil.
  • Enséñale a planificar y organizar el estudio, es un buen hábito que le servirá para el resto de su vida.
  • Acostumbrar a tu hijo o hija a hacer esquemas y ayudarles a que puedan aplicar lo que estén estudiando a su día a día son
    buenas maneras para que asimilen conceptos.
  • Dedicar un ratito del tiempo de estudio a repasar lo aprendido durante el día les ayudará a fijar conceptos e ideas de forma fácil y a evitarles atracones de estudio justo antes del examen. La mejor forma de estudiar es poco a poco.
  • Un pequeño truco que puede serles útil es hacer una especie de exposición oral en la que a modo de profesor el niño o la niña explique a otra persona, real o imaginada, aquello que está estudiando.

Parece fácil, pero cualquiera que haya lidiado con el momento ‘hacer deberes’ o estudiar de sus hijos sabe que puede ser un pequeño drama. Debemos tener muy en cuenta que conseguir un método de estudio que se adapte a los hábitos y necesidades de cada niño o niña requiere tiempo y perseverancia.

En muchas ocasiones lo más conveniente será consultar a un profesional. Un psicopedagogo o psicólogo educativo será capaz de determinar, con precisión y apoyado en pruebas contrastadas, tanto la capacidad de atención de cada niño como las formas de aprendizaje y técnicas o herramientas más adecuadas a cada caso particular.


2. Motiva a tu hijo o hija y fomenta su esfuerzo

Recuerda que la falta de motivación en los niños es una de las causas principales de sus malas notas y esa motivación varía según múltiples factores, entre ellos el entorno, la propia persona, la tarea o la situación.

Es cierto que como padre o madre has de ser firme y exigir ese esfuerzo determinado por parte de los niños para realizar tareas como estudiar o hacer los deberes y, por supuesto, sacar buenas notas, pero también has de ser realista y que las tareas propuestas estén adaptadas a sus posibilidades. De ese modo al realizarlas correctamente los niños obtendrán buenos resultados, aumentando así su satisfacción y autoestima. Cuando eso ocurra es muy importante que tú valores positivamente sus logros. Y también que les prestes tu ayuda siempre que la necesiten.

Es fundamental que los niños se sientan atendidos

, que como padres les dediquéis el tiempo que necesitan, por ejemplo hablando con ellos sobre lo que les gusta o no del colegio, lo que les motiva y lo que no, lo que les supone un esfuerzo y por qué tipo de cosas están dispuestos a realizar ese esfuerzo.

De este modo será más fácil marcar junto a ellos unos objetivos, tanto a corto como a largo plazo. Recuerda que es importante fijar con los niños esas metas específicas y, sobre todo, que sean progresivas y que se puedan cumplir.


3. Realizad ejercicios que favorezcan la concentración

Ya hemos visto que la dificultad de atención y/o concentración puede ser una de las principales causas de las malas notas de tu hijo o hija. Los niños van desarrollando esta capacidad a medida que crecen, pero, por supuesto, es algo que se puede entrenar para mejorarla.

Existen un montón de juegos y ejercicios que favorecen la concentración de los niños y que pueden realizarse en casa de forma fácil y divertida

: los juegos de memoria o de parejas, los puzles, los laberintos, buscar las diferencias entre dos dibujos, colorear, etc.

También existen otras técnicas que también se utilizan con muy buenos resultados en niños, como el Mindfulness y los ejercicios de relajación. Cualquiera de estas opciones consiguen mejorar nuestros niveles de atención y, además, reducir el estrés, la ansiedad e, incluso, la depresión.

No obstante, cuando las dificultades de atención y concentración son más importantes y pueden convertirse en un problema serio para tu hijo o hija, consulta con un profesional. Un psicólogo educativo es la persona indicada para ayudaros de la forma más adecuada. No pierdas nunca de vista que cuanto antes se ataje cualquier problema, sobre todo de esta índole, más fácil es obtener resultados positivos y revertir la situación.


4. Consulta a un/a psicólogo/a

Hemos visto cómo hay pequeñas cosas que puedes hacer en casa

para ayudar a tus hijos a estudiar de una forma más adecuada, motivarlos e, incluso, a paliar ciertas dificultades de atención y concentración, pero ¿cuándo debo consultar a un psicólogo?.

Quizás la respuesta más sensata sería cuanto antes, ante cualquier mínima señal de que lo que hacemos no funciona. Sin alarmismos ni prejuicios de ningún tipo. Este profesional es el más capacitado para explicarte como padre o madre cuál es la situación real de tu hijo o hija: puede que te has preocupado en exceso y sea suficiente con trabajar en casa ciertas pautas, pero también es posible que el niño o niña necesite una ayuda específica y más importante de lo que piensas.

No obstante, es conveniente que consultes con un psicólogo si, por ejemplo, tu hijo o hija estudia, hace los deberes y tiene una rutina adecuada y, sin embargo, los resultados no son acordes al esfuerzo. También cuando se distrae más de lo esperable o no es capaz de retener en la memoria lo que estudia.

Y, por supuesto es muy importante acudir a un psicólogo ante cualquier tipo de problema familiar, emocional o de conducta o cualquier cambio importante que observes en tu hijo o hija, desde ansiedad ante los exámenes a tristeza, ira, depresión…

A través de una valoración con entrevista y apoyada en pruebas contrastadas será capaz de determinar la raíz del problema y ofrecer el tratamiento más adecuado.


5. ¿Cuándo necesito un logopeda?

¿Le está costando a tu hijo o hija aprender a leer y escribir? ¿Confunde letras o números? ¿No es capaz de pronunciar correctamente determinados sonidos? ¿No consigue decir de forma clara la letra r o su ceceo no desaparece a medida que se va haciendo mayor? ¿Sigue construyendo frases de forma demasiado simple o tiene poco vocabulario? ¿Sabes si tiene una adecuada
comprensión lectora? ¿Puede ser alguna de estas la causa de sus malas notas?

Lo primero, no conviene la preocupación excesiva. Dominar el lenguaje, la lectura, la ortografía es un proceso más o menos complejo en el que existen momentos de avances rápidos y momentos en los que los niños se estancan. En caso de duda, los profesores y tutores de tu hijo o hija serán quienes mejor puedan orientarte.

Si, tras descartar problemas motores, de visión o audición, las dificultades persisten, es el momento de consultar a un logopeda, que es el profesional cualificado para evaluar, diagnosticar, pronosticar, rehabilitar y prevenir cualquier tipo de trastorno que tenga que ver con la comunicación: desde trastornos de la fluidez del habla (hiperfluidez, tartamudeo del niño, etc.), retrasos del lenguaje, alteraciones o retraso del aprendizaje de la lectura y escritura, como dislexias, disgrafías, discalculias…, y dificultades de atención, memoria o concentración hasta problemas de respiración, afonías, deglución, autismo, entre otros muchos.

Al igual que el psicólogo, el logopeda hará una valoración de tu hijo e hija y en función de ella podrá darte una serie de pautas, resolver tus dudas y determinar cuál es el problema y la forma más adecuada de solucionarlo.

Ya sabes que hay pequeños cambios, rutinas y hábitos que puedes establecer para ayudar a tus hijos a mejorar esas malas notas que tanto te preocupan. Sin embargo, es fundamental ser realistas y acudir a un psicólogo o a un logopeda ante cualquier señal de que lo que hacéis no funciona.

Recuerda que estos profesionales son los más capacitados para actuar de una forma adecuada a las características únicas de tu hijo o hija. Sea cual sea la causa de esas malas notas, la detección precoz y la actuación correcta y adecuada a cada caso son siempre sinónimo de éxito.

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