Quiero ir al psicologo pero no quiero

quiero ir al psicólogo

Quiero ir al psicólogo pero no sé
qué va a hacer para que yo salga de la ansiedad

Ahora sé que la psicóloga o el psicólogo no te sacan de la ansiedad, eres tú quien lo tiene que hacer.

También he aprendido que el tipo de terapia dependerá del terapeuta, de la escuela del terapeuta y de la formación adicional o experiencia que tenga. Esto puede parecerte que es demasiado aleatorio para un tema tan delicado como la ansiedad, pero lo cierto es que, indistintamente de la técnica utilizada, todas las/os psicólogas/os siguen una estrategia para que aprendas herramientas que te ayuden a estar mejor.

Capítulo 21. Yo tengo ansiedad

Yo empecé sin saber muy bien cuál era esa estrategia, pero me sentía tan mal después de la crisis vivida en el trabajo y de la «perorata» de mi doctora, que sabía que tenía que hacer la terapia psicológica.

Lo díficil fue sacar fuerzas para empezar. Mi mente se llenaba a diario de argumentos que me justificaban no empezar, o empezar y dejarlo. Me engañaba diciendo que esta vez sería diferente y que yo sola lo conseguiría. Además… -«¿Qué pasaría si descubría, que debajo del miedo de la ansiedad había una Eva despreciable y terrible?», «¿Qué haría entonces?». Mejor quedarme donde estaba, con ansiedad, ¡Cierto! pero -«¿Acaso no había muchas personas con problemas físicos mayores?» – Solo tenía que acostumbrarme a medio vivir -«¿Y si por encima de todo esto, después del esfuerzo y el dinero, no conseguía salir de la ansiedad.

Menos mal que no le hice caso a mi vocecita interior ansiosa! Menos mal!!!

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Mónica me recibió en un mini despachito de un mini gabinete de psicología, muy cerquita de mi casa. No recuerdo lo que hablamos ni qué dijimos, quiero pensar que le conté que tenía ansiedad, que mi doctora me había empujado de malas formas a buscar ayuda psicológica, que había ido al centro de salud mental pero que yo no estaba loca, que había tomado psicofármacos, que había hecho psicoanálisis, que tenía una vida normal como la de cualquier persona y que no había ningún motivo para que tuviera ansiedad. Poco más, que le dí mi propio diagnóstico y solución.

-«¿Sabes lo que me hizo relajarme en la silla y dejar de parlotear por los nervios?»- Ví en la pared de la izquierda un diploma donde decía que había hecho un curso de Reiki. -«¡¡¡¡Como yo!!!» – Ahí fue donde apuntalé mi confianza con aquella desconocida, que estaba sentada al otro lado de la mesa del despacho. Ese era mi nexo de unión con Mónica, ya teníamos algo en común.

El tema era… -«¿Cómo hablar con ella de temas delicados y privados que solo compartía con personas muy allegadas a mi o que no compartía con nadie?» – Mónica, por muy psicóloga que fuera, no dejaba de ser alguien a quien acaba de conocer y yo no solía contar lo que me pasaba a la primera desconocida que se cruzaba conmigo en el andén del tren.

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Necesitaba confiar en ella pero también necesitaba sentir que yo no era una clienta más, quería una relación de mutua confianza -«¡A fín de cuentas, yo cuento mis secretos cuando mis amigas me cuentan también secretos de sus propias vidas!»- Y si de algo estaba segura era de que Mónica no me iba a contar nada de su vida.

Así fue como aprendí un nuevo modelo de relación, con una persona que no era amiga, que sabía escucharme sin hacer juicios de valores y que estaba dispuesta a enseñarme lo que yo era realmente, mi versión más mejor (como decía mi hija) de mi misma.

Una nueva relación donde ella creaba una barrera para no salir, pero me tendía puentes por los que yo podía pasar. Esta era la principal diferenciaba de las conversaciones que había tenido con mis amigas y confidentes, que acababan tomando partido y valorando las decisiones que podía tomar.

Su estrategia de terapia, no consistía en enseñarme técnicas para gestionar el miedo, ni me dijo cómo exponerme para salir victoriosa cuando tenía que ir al supermercado o a la puerta del colegio con mi hija, tampoco me enseñó ejercicios para entrenar mis pensamientos negativos y obsesivos. Su estrategia se dirigió a ayudarme a «encontrar el origen de mi ansiedad«, ese camino del que te hablado en más de una ocasión.** Mirar pie de página

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Hablar y escuchar, hilando pensamientos con valores para coserlos en las experiencias que me ayudaban a estar mejor y descosiéndolos de las experiencias que me alejaban de mi objetivo.

La primera vez que tocó uno de esos resortes falsos en los que me apoyaba y que estaba en el origen de mi ansiedad, fue cuando, a los pocos días de empezar la terapia, le contaba lo dramático que me resultó la separación de mi primer marido:

-«Me costó mucho, muchísimo mantenerme firme en mi decisión. Hice mil y un intentos en los que empezaba diciéndole que teníamos que dejarlo, que aquello no podía seguir así porque a mí me dolía, pero todos acababan con una estupenda reconciliación en la que nos prometíamos amor eterno. Amor sí, pero qué tipo de amor…»

Continuará….

Ahora recuerda que sí se puede salir de ese estado de ansiedad permanente!.



Contacto para la ansiedad


Capítulo 20…
Ataque de ansiedad
Aprende a salir de la ansiedad
Capítulo 22…
Ansiedad causas ansiedad

Último ataque de ansiedad

*La omisión de algunas tildes ha sido intencionada

**Existen varios caminos para salir de la ansiedad. «Camino para calmar los síntomas», «Camino para silenciar los pensamientos», «Camino para gestionar el miedo» y «Camino para encontrar el origen de tu ansiedad«. Todos los caminos son válidos, cada uno tiene sus propias terapias o técnicas. Algunas personas consiguen salir tomando sólo uno de estos caminos y otras, como yo, tenemos que recorrerlos todos.

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Referencias/Cortesias: Imagen de wayhomestudio en Freepik